Be Girl
En África, cada mes, durante el periodo menstrual, una de cada diez niñas falta a la escuela.
Al 70 % de las niñas en la India no les han hablado de la menstruación antes de tenerla y cuatro de cada cinco en el este de África no tienen acceso a toallas higiénicas, no existen estrategias educativas al respecto. Se calcula que el 40 % de las niñas en el mundo no tienen acceso a productos sanitarios cuando llega su primera menstruación, lo que se traduce en una problemática de salud y educación. De acuerdo con las investigaciones realizadas por Diana Sierra, en África las niñas pierden una semana de clases cada vez que menstrúan. Lo que vendría siendo una cuarta parte del año escolar, si se suman los días: “los padres piensan que la niña no rinde y la sacan. Las matrículas son caras, el machismo es brutal y se las llevan a trabajar a la finca”, comenta Diana en una entrevista realizada por el diario El Espectador.
Este panorama fue el motivo de la creación de Be Girl en el año 2011, una marca que fabrica calzones y toallas sanitarias reutilizables. Su fundadora es la colombiana Diana Sierra, quien desde su profesión como diseñadora industrial y preocupada por la deserción escolar en los países del África, encontró en esta alternativa una forma de solucionar la problemática a la que se enfrentan muchas niñas en el mundo cuando menstrúan.
A Diana también le ocurrió lo mismo que a muchas mujeres, la menstruación significó una etapa dolorosa y dotada de percepciones negativas. Cuenta para una entrevista del diario El Espectador, que con la llegada de su primera menstruación las palabras de su mama fueron: “Es que ya eres una señorita, ya no eres una niña”… No quería tener mi período, quería seguir montando bicicleta por la vereda Colosal. Pero el “ya eres una señorita” viene con un luto forzado que nos obligó, a mí y a muchas niñas, a enterrar una niñez en la que éramos invencibles, autosuficientes y soñadoras, por una vida en la que somos frágiles y restringidas no sólo física sino culturalmente”.[1]
Estudió becada diseño Industrial en la Universidad de los Andes y construyó su carrera profesional durante 10 años con compañías multinacionales como Panasonic, LG, Energizer, Nike, Arnell Group, entre otras, pero la mercantilización del diseño terminó frustrándola, por esta razón decidió complementar su carrera con la Maestría en Gestión de la Sostenibilidad en la Universidad de Columbia. En el año 2012, al llegar las pasantías, Diana decidió dar un giro a su vida profesional y personal, yéndose a África a trabajar en la colaboración de proyectos cuyo impacto no fuera cuantificable solamente en términos monetarios. Es allí donde nacen los dos proyectos más importantes de su carrera: Be Girl y EcoZoom Jet.
Trabajando en Barara, una zona rural de Uganda, surgió una licitación para vincularse con la multinacional estadounidense Tommy Hilfiger, donde empieza a viajar entre Uganda, Ruanda y Kenia para coordinar la producción de trabajo de la colección de esta marca. Mientras trabajaba con la comunidad de estas zonas, Diana empieza a notar la llegada de muchas niñas, entre los 11 y los 15 años, buscando trabajo en la cooperativa, la razón por la que estas niñas buscaban en que ocuparse y no estaban estudiando era la menstruación. Esta fue la motivación que la colombiana encontró para crear el primer prototipo de una toalla higiénica, elaborada de forma artesanal con tela de sombrilla y un mosquitero, un sistema reutilizable que pudiera durar un año.
Según Sierra, “las niñas en sus días del ciclo menstrual –normalmente- se meten trapos entre los pantalones. Eso les permite recoger el flujo, pero es inseguro y terminan manchando la ropa. Incluso, hay muchos lugares donde las niñas ni siquiera tienen calzones, como la parte sur de Etiopía, que colinda con Somalia o el norte de Tanzania, que limita con Kenia”.
África es un país caracterizado por la inequidad social y de género, aproximadamente el 90% de las niñas abandonan la educación secundaria en su pubertad. Diana identificó que la causa de esta deserción era la falta de productos que les permitieran continuar con su vida normal durante los días de la menstruación y planteó un dispositivo que solucionaba las necesidades higiénicas de las niñas sin que implicara una gran inversión de recursos.
El mecanismo de la toalla es muy sencillo y funciona con un bolsillo de malla que se sella y se amarra a la parte inferior del calzón. Allí se pueden insertar piezas de tela, papel higiénico, algodón o trapos para absorber el flujo[2]. Teniendo en cuenta los lugares donde las niñas ni siquiera acceden a ropa interior, Sierra creó el calzón, un producto más seguro y fijo, que tiene una durabilidad de dos años y funciona bajo el mismo principio que las toallas sanitarias. Los materiales que van adentro del bolsillo se botan y se cambian, así los productos de Be Girl se lavan y se reutilizan.
Al conocer las respuestas de las niñas sobre el uso de los calzones y las toallas, Diana recibió una que la impactó y confirmaría la razón de ser de este proyecto: “Alguien en alguna parte está pensado en mí y me quiere. Me siento orgullosa de ser niña (be girl, en inglés)”. Desde ese momento la colombiana en compañía de Pablo Freund, un ecuatoriano que conoció en la Universidad de Columbia, da vida a su empresa Be Girl y recorre con el proyecto Uganda, Malawi, Ruanda y Tanzania. En mayo de 2014 la Fundación Futura en Suiza invirtió un capital semilla para la operación y la obtención de la patente.
Como parte del proyecto, también surge el “empower bank” o banco de calzones. Según Sierra la estrategia es “te pones uno y le das otro a alguien que lo necesita”. Donar uno cuesta $12 US y comprar los dos vale $25 US. Hasta el año pasado, 15.000 calzones habían sido entregados en varios países entre ellos: Uganda, Malawi, Tanzania, Ruanda, Malí, Jordania, Marruecos, Georgia, República Dominicana, Ghana, Sierra Leone, Islas Salomón y Estados Unidos.
En Colombia el panorama no es muy diferente, pues los ciclos menstruales también afectan la participación de la mujer en su vida escolar y los procesos productivos, pero del tema no se habla mucho, tal vez porque todavía se percibe como un tema tabú, que genera vergüenza o es sucio. La menstruación no es un tema que concierne solo a la intimidad, es un asunto que tiene implicaciones colectivas y genera problemáticas en la educación, la economía, el medioambiente y la salud pública de las personas. Las toallas sanitarias y los calzones de Be Girl, llegaron a nuestro país para mejorar las condiciones de vida de las niñas de la comunidad de Nazareth en el Amazonas.
Nazareth es un resguardo indígena a 45 minutos de Leticia, la capital del departamento del Amazonas, allí viven cerca de 700 indígenas de la etnia Ticuna, algunas familias Huitotas y otras Cocamas. A pocos metros de esa comunidad, en medio de la selva, se encuentra el Colegio Técnico Agropecuario María Auxiliadora, un internado donde viven 140 niños y niñas, con un total 400 estudiantes.[3]
De acuerdo con el artículo “La menstruación según las indígenas ticunas” publicado por el diario El Espectador, las niñas de esta comunidad sufren deserción escolar a causa de la menstruación. Wenceslao Masicaya, un profesor de técnica agropecuaria, declara que “cuando una niña está en su período no siembra y no se acerca al cultivo, porque lo seca”. Las niñas, dice Masicaya, no van al colegio, faltan meses y los profesores consideran eso a la hora de evaluarlas. Muchos profesores dictan tutorías en las malokas tratando de que las niñas no pierdan sus clases y vayan a la par de sus compañeros.
La menstruación es un tema del que no se habla y que les llega por sorpresa a muchas niñas en la Amazonia, en las zonas rurales de nuestro país e incluso en la ciudad. Así lo evidencian las mujeres que fueron entrevistadas por El Espectador:
“Me bajó una cosa caliente y me sentí afligida”, recuerda la vieja indígena cocama María Marlene; “fue incómodo porque nadie me había hablado de eso”, dice Claudia, de 13 años; “las toallas se consiguen lejos, en Leticia, y me irritan la entrepierna”, sostuvo Carol Stephany, de 16 años, “por eso estos calzones me parecen geniales”.
Pensando en la falta de información sobre el tema, el proyecto no solo ha entregado calzones a estas niñas sino que también ha empezado a dictar charlas educativas. Temas relacionados con el ciclo menstrual, reconocimiento del sistema sexual y reproductivo, entre otros, han sido impartidos por representantes de Be Girl en las escuelas de esta zona del Amazonas.
La misión de la empresa es apoyar a niñas en África, Oriente Medio, Estados Unidos y en el Amazonas colombiano. “Al fin y al cabo las niñas lo son en cualquier lugar del mundo y la idea es conocer sus vivencias, sus similitudes y diferencias para avanzar en un movimiento global. Se trata de volver a escuchar nuestros cuerpos", dijo María Belén Castellanos, representante de Be Girl en una entrevista realizada por la Revista Semana. El proyecto, cuenta también con una nueva campaña que se llama: “Yo quiero que sepas – I want you to know”, la idea es que los calzones que son donados, vayan acompañados de cartas de personas de todas partes del mundo que les recuerdan a estas niñas que no están solas.
Iniciativas como estas deberían contar con más apoyo económico por parte del Estado en Colombia, pues el invento de Diana Sierra cambiaría la vida de muchas niñas en la zona rural y las ciudades que no tienen la posibilidad de acceder a productos de higiene para vivir su menstruación. Además es un producto sostenible que no contamina el medio ambiente y se aleja de la lógica de consumo de las grandes comercializadoras de toallas higiénicas convencionales.
Be Girl propone el reconocimiento de las necesidades íntimas como una prioridad colectiva, haciendo visible los impactos educativos y de empoderamiento que supone contar con los elementos y la información adecuada respecto al cuerpo y sus ritmos biológicos. Cada niña que ha sido integrada en este proyecto no volverá a considerar la sangre menstrual como un impedimento en su desarrollo.
Aunque el camino para garantizar condiciones equitativas en la vida de las mujeres, tiene mucho por construir y revaluar, iniciativas como esta generan esperanza y permiten creer en las alternativas ecológicas y socialmente responsables en torno al ciclo menstrual.
En la página oficial de Be Girl se pueden consultar y comprar los productos, además de conocer
las etapas del proyecto y las proyecciones del mismo.
[1] La diseñadora Colombiana que revolucionó la menstruación en África. (2016, mayo 5). Recuperado el 11 de mayo de 2016, de http://www.elespectador.com/noticias/salud/disenadora-colombiana-revoluciono-menstruacion-africa-articulo-630595
[2] La diseñadora Colombiana que revoluciono la menstruación en África. (2016, mayo 5). Recuperado el 11 de mayo de 2016, de http://www.elespectador.com/noticias/salud/disenadora-colombiana-revoluciono-menstruacion-africa-articulo-630595
[3] La menstruación según las indígenas ticuna. (2016, mayo 28). Recuperado el 11 de mayo de 2016, de http://www.elespectador.com/noticias/nacional/menstruacion-segun-indigenas-ticunas-articulo-634945El espectador
Imágenes tomadas de la web oficial de Diana Sierra y Be Girl.
Imágenes tomadas de la página oficial de Be Girl